domingo, 6 de diciembre de 2015

La Misión de Dios en las Plagas de Egipto (Exodo 10:21-29)

Introducción

Relatos de persecución, tortura y vituperio impregnan las páginas de las biografías misioneras de la era moderna. Adoniram Judson sufrió 20 meses de tortura continua en las prisiones burmeses antes de ser ejecutado. Jim Elliot fue asesinado por tribus caza cabezas en las selvas amazónicas. Los hombres y las mujeres de Dios que se han aunado a la misión de Dios a lo largo de la historia han enfrentado persecución.

El hecho de la persecución de los misioneros cristianos no nos ha de sorprender, pues Cristo mismo nos dijo “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes de que a vosotros” (Juan 15:18). Lo que si nos ha de sorprender es la forma espectacular en que los misioneros, tanto los célebres como los desconocidos, han respondido ante la persecución. La viuda de Jim Elliot, lejos de guardar rencor frente a las tribus amazónicas que asesinaron a su esposo, dedicó el resto de su vida a la evangelización de esas mismas tribus.

Hace unos días tuve la oportunidad de pasar un rato en la librería. Un hermano pastor entró y nos comentó acerca de sus experiencias en Cuba. Nos comentó que por predicar el evangelio fue echado a la cárcel por tres días. Pero las siguientes palabras que salieron de su boca no fueron una crítica severa del gobierno opresor de Fidel Castro. Tampoco fueron una expresión de asombro por las condiciones pésimas de las prisiones cubanas – infestadas de ratas y cucarachas con aguas fétidas estancadas en cada rincón de la celda. No, estas no fueron las palabras del hermano. Las palabras del hermano pastor fueron “¡¡Que bendición poder servir al Señor de esa manera!!”

¿Qué disciplina practican estos hermanos y hermanas misioneros para poder enfrentar la persecución con esta gracia? ¿Cómo logran afianzar su fe de modo que pueden alabar a Dios aun en medio de la tribulación más inimaginable? Me recuerda de aquella escena en Hechos 16 en que Pablo y Silas, encerrados en un calabozo en Filipos, encadenados y colgados desde los pies, “a medianoche, orando … cantaban himnos a Dios y los presos los oían.”

Creo que el relato de la penúltima plaga que encontramos en Exodo 10 puede arrojar luz sobre estas preguntas. Creo que en este relato encontramos un retrato de cómo Dios cumple con su misión utilizando sus obreros investidos de su poder para extender la gloria de su nombre.

Este mensaje es parte de un proyecto mayor en el que intento entender las narrativas de las plagas en Egipto desde una perspectiva misional. A diferencia de aquellos teólogos que afirman que las diez plagas no fueron más que una serie de eventos rutinarios en Egipto que Moisés utilizó como una especie de guerrilla psicológica en contra de sus opresores egipcios, yo afirmo que las plagas fueron diez sucesos milagrosos distintos provenientes directamente de la mano de Dios. El propósito por el cual Dios desató estas diez plagas en Egipto no fue para convencer al Faraón, poco a poco, a liberar a los Israelitas. El propósito de Dios al desatar estas diez plagas se encuentra en Exodo 7:5 “Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová.” El conocimiento del nombre de Jehová es el propósito principal de las diez plagas. Ese conocimiento, además, resultaría en un anuncio mundial de su nombre (Exodo 9:16 dice “Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.”)
Propongo que debido a este propósito fundamental de las diez plagas, podemos descubrir en la narración de cada una de ellas un mensaje acerca de la misión de Dios y el uso de su iglesia para cumplir esa misión. Como ha dicho David Bosch, “Dios no tiene una misión para la iglesia, Dios tiene una iglesia para su misión.” A través de este estudio de las plagas, entonces, intentaré comunicar el mensaje de Dios para la iglesia de hoy acerca del cumplimiento de su misión.
Entonces, ¿Qué nos dice el relato de esta penúltima plaga sobre la misión de Dios? Más específicamente, ¿Qué nos comunica acerca de de cómo los misioneros hacen frente la persecución?

Interpretación
La novena plaga es la última de la tercera serie de plagas. Las tinieblas espesas – tinieblas que se palpan – que cobijaron a Egipto por el espacio de tres días demostraron el poder absoluto de Jehová sobre el dios egipcio del sol, Ra, y a la vez demostraron la autoridad y la supremacía del Dios de los hebreos en toda la tierra.

Notamos de inmediato en este relato una oposición obvia entre las tinieblas y la luz. Las tinieblas cubrían a Egipto y la luz resplandecía dentro de las habitaciones de Gosén. La oposición no es ajena al lenguaje bíblico. 1 Juan 1:5 dice “Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él.” En Juan 9:5, Jesús mismo afirma “Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” La oposición de las tinieblas y la luz que vemos en Exodo 10 es una oposición entre la presencia de Dios y su ausencia. Dios estaba presente entre los hogares de los israelitas en Gosén y se había ausentado completamente de Egipto. Por eso, algunos han comparado la progresión de las diez plagas a una obra de creación a la inversa. Otros lo han visto como una revocación paulatina pero parcial de la gracia común que Dios provee a partir del pacto con Noé. Por mi parte, considero que las tinieblas espesas que cobijaron a Egipto representan la entrega de Dios de las almas rebeldes a sus propios designios. Veamos, pues, más de cerca la progresión de la plaga de las tinieblas sobre Egipto y luego consideraremos la luz que cubrió a los israelitas.

Las Tinieblas sobre Egipto
Podemos ver en el pasaje tres aspectos distintivos de las tinieblas sobre Egipto. Primero, vemos que las tinieblas cayeron sobre Egipto sin aviso previo y sin negociación con el faraón. Segundo, vemos que la presencia de las tinieblas afectaron las relaciones interpersonales de los egipcios. Y tercero, vemos que las tinieblas llevaron a Faraón a perseguir Moisés.

A diferencia de otras plagas, no hubo ningún aviso previo ni negociación alguna antes de que Dios desatara la plaga de las tinieblas sobre Egipto. Exodo 10:21 inicia el relato con el mandato de Dios a Moisés a extender su mano “hacia el cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe.” El Faraón había endurecido su corazón ya ocho veces ante el Señor y había echado mentira sobre mentira ante los hechos asombrosos de Dios. Ya para estas alturas, entonces, Dios determinó a no negociar sino a entregarlo a sus propios designios. Pablo habla de esto en Romanos 1:22-24
Profesando ser sabios, se hicieron necios y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre si sus propios cuerpos
Y esta es la progresión de la rebelión pecaminosa en contra de Dios. El hombre comienza por negar una verdad y luego otra. Comienza a darle paso a un pecado y luego a otro. Progresa en la negación de la verdad de Dios y progresa en la participación en el pecado hasta que se encuentra en las tinieblas espesas de la lejanía de Dios. Por eso dice Jesús en Juan 12:35-36
Aun por un poco está la luz entre vosotros, andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a donde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz
Las tinieblas espesas y palpables que cayeron sobre Egipto eran el resultado de su propio desvío de la luz que Dios les proveyó pero que rechazaron una y otra vez.
En segundo lugar, vemos el impacto de la presencia de estas densas tinieblas sobre Egipto. Dice Exodo 9:22-23 “y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días.” El estado de la entrega a nuestros deseos inmundos es una total enajenación del prójimo y un ensimismamiento profundo. Noten, por ejemplo, como Pablo describe las obras de la carne en Gálatas 5:19-21
Y manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios

Observen que cada una de estas obras de la carne tienen que ver o bien con las relaciones interpersonales o bien con la relación con Dios. ¿No es este el estado natural de quien no ve a su prójimo ni se levanta de su lugar? En 1 Juan 2:9 vemos una afirmación aún más clara de esta condición pecaminosa:
            El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas

En tercer lugar, vemos que los incrédulos responden a su condición tenebrosa con persecución. En Exodo 10:28 Faraón responde a Moisés: “Retírate de mí; guárdate que no veas más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.” Esta es la primera vez en las narrativas de las plagas en que el Faraón haya amenazado a Moisés con la muerte y revela la decadencia de su corazón endurecida. Es también un reflejo natural de la profundidad de su rebeldía contra Dios. El hombre entregado al pecado, el hombre revolcando en la suciedad de sus propias concupiscencias del corazón no tiene otro remedio que odiar a Dios y a todo aquel que se somete a su Señorío. En Mateo 5:11 Jesús dice:
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo
La consecuencia normal de la ausencia de Dios en el corazón del hombre es la persecución de los creyentes.

La Luz sobre Gosén
Consideremos ahora la luz que permaneció en Gosén. Aquí también podemos ver tres aspectos distintivos de la luz. Primero, vemos que la luz permaneció en las habitaciones o en los hogares de Gosén. Segundo, vemos que la luz cubrió tanto el pueblo de Dios como las posesiones del pueblo de Dios. Y tercero, notamos que la luz controla la respuesta a la persecución.

Exodo 10:23 dice “mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.” La Nueva Versión Internacional traduce el mismo versículo: “sin embargo, en todos los hogares israelitas había luz.” No creo que sea casualidad que Moisés mencione que la luz permaneció en los hogares de los israelitas. La luz es la presencia de Dios y la presencia de Dios mora en donde habitamos. Noten también que la luz en los hogares se refiere a familias enteras que contaban con la presencia de Dios aun en medio de las tinieblas densas que cubrían a Egipto. En Efesios 5:8 el Apóstol Pablo nos exhorta:
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor, andad como hijos de luz
Luego en el resto de la epístola nos dice cómo andar como hijos de luz. Y ¿cómo lo hacemos? “hablando entre nosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,” estando “sujetos a los maridos,” amando a nuestras esposas, obedeciendo a nuestros padres, criando a nuestros hijos en disciplina y amonestación del Señor. Permanecer en la luz es un asunto que cubre toda la familia.

Segundo, la luz cubre no tan solo las familias israelitas sino también cubre a sus posesiones. El Faraón dispone a dejar ir a Israel después de esta novena plaga bajo la condición de que dejaran atrás su ganado. Moisés responde firmemente en Exodo 10:26 “Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios.” Noten que Moisés no le dice al Faraón “ni una pezuña quedará” porque es nuestro y porque nos costó mucho y porque tú no tienes ningún derecho sobre nuestras pertenencias. No, al contrario. Dice “ni una pezuña quedará” porque “de ello hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios.” El recelo por las posesiones de Israel no fue un recelo mundano sino un recelo espiritual. Todo lo que tengo es porque Dios me lo dio y todo lo que tengo lo uso para su gloria y no para la mía. Esa es la actitud que tiene el hijo de la luz ante sus posesiones y pertenencias. Dice el Apóstol Pablo en 2 Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra
Nuestras posesiones y pertenencias provienen de Dios y son para Dios. Dios nos da la gracia de tener siempre todo lo suficiente, no para nosotros mismos, no para nuestra comodidad (como lo indican los promotores del evangelio falso de la prosperidad) sino para que le sirvamos a El y le glorifiquemos a El por medio de lo que El nos ha provisto.

En tercer lugar, la permanencia de la luz controla la respuesta a la persecución. ¿Cómo respondió Moisés ante la amenaza del Faraón? Después de todos los prodigios que Dios había hecho, después de todas las demostraciones del poder y la supremacía de Dios, Moisés bien pudiera haber dicho al Faraón de forma desafiante - “a ver, inténtalo.” Pero eso no fue lo que hizo. Dice en Exodo 10:29: “bien has dicho: no veré más tu rostro.” Es una respuesta que indica un control de las emociones y de las pasiones. Es una respuesta que refleja no una conformación a este siglo sino una transformación por medio de la renovación del entendimiento. Y es fascinante que cuando Pablo exhorta así a los romanos en Romanos 12:2, unos cuantos versículos después les dice en 12:14 “bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.” Semejante mandato recibimos de nuestro Señor Jesucristo en el Sermón del Monte, justo antes de afirmar que somos la Luz del Mundo, nos dice “gozaos y alegraos” ante la persecución y el vituperio por causa de la fe.

Aplicación
Lesslie Newbigin fue un misionero británico en la India durante 40 años. En ese tiempo se esmeró por determinar la mejor forma de comunicar el evangelio de manera intercultural. Cuando regresó a Gran Bretaña después de 40 años encontró que la sociedad que había dejado atrás hace cuatro décadas se había desmoronado a tal grado que para comunicar el evangelio serían necesarias las mismas técnicas interculturales que por tantos años empleó en la India. Encontró en Londres 40 años después de su partida tinieblas espesas semejantes a las que había encontrado en la India cuando primero llegó allí.

Las tinieblas siguen descendiendo sobre nuestra sociedad y nuestra comunidad. En la medida que dejamos a Dios a un lado, en la medida en que nos rebelamos ante él, en esa misma medida aumentan las tinieblas. Entre más aumentan las tinieblas, más habrá persecución. Y es precisamente lo que estamos viendo en nuestros días. El permisivismo del homosexualismo, el aborto, la pornografía; el elogio perenne de la envidia y el robo; el aumento de homicidios de toda estirpe. Son tinieblas espesas en realidad.

Pero ¿cómo hemos de responder? Hay una sola cosa que puede irrumpir en las tinieblas, y eso es la luz. Dice Juan 1:5 “la luz en las tinieblas resplandece y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Entonces, hermanos, la pregunta no es ¿qué movimiento político pueden emprender los cristianos para contrarrestar el desmoronamiento social que vemos en nuestro alrededor? ¿Qué líderes políticos debemos apoyar? ¿Qué escuelas debemos formar? No. La pregunta fundamental es más bien ¿estamos permaneciendo en la luz, en la única y verdadera luz?

Primero, nos podemos preguntar: ¿Resplandece la luz en nuestros hogares? ¿Hemos hecho de Cristo el centro de nuestras conversaciones, de nuestros convivios, de nuestra vida cotidiana? ¿Hacemos resplandecer la luz de Cristo en la disciplina y amonestación de nuestros hijos y nuestros nietos? ¿Brilla la luz de Jesús en nuestras interacciones con vecinos y otros que entran en nuestros hogares?

Segundo: ¿Nuestras posesiones y nuestras pertenencias están cubiertas por la luz? ¿Valoramos nuestras pertenencias, nuestros carros, nuestras casas y nuestras cuentas bancarias no por el valor que nos dan sino por cómo los podemos usar para la gloria de Dios?

Tercero: ¿Ilumina la luz nuestra respuesta ante la persecución? ¿Bendecimos a los que nos persiguen o los maldecimos? ¿Cuál es el tenor de nuestras conversaciones en torno a las decisiones tenebrosas de los líderes políticos y judiciales? ¿Qué lenguaje utilizamos al hablar de los perdidos y los escarnecedores en nuestro medio?

Conclusión

Comencé este mensaje con la pregunta ¿cómo es que los misioneros enfrentan a la persecución y siguen adelante en la misión de Dios aun en medio de graves peligros y amenazas severas? La respuesta es que se mantienen en la luz. Las tinieblas no prevalecerán sobre la luz. Aprendamos a andar en la luz y clamemos a Dios como el salmista que dijo “envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán; me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas” (Salmo 43:3).

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