Introducción
Relatos de persecución,
tortura y vituperio impregnan las páginas de las biografías misioneras de la
era moderna. Adoniram Judson sufrió 20 meses de tortura continua en las
prisiones burmeses antes de ser ejecutado. Jim Elliot fue asesinado por tribus
caza cabezas en las selvas amazónicas. Los hombres y las mujeres de Dios que se
han aunado a la misión de Dios a lo largo de la historia han enfrentado
persecución.
El hecho de la persecución
de los misioneros cristianos no nos ha de sorprender, pues Cristo mismo nos
dijo “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes de que a
vosotros” (Juan 15:18). Lo que si nos ha de sorprender es la forma espectacular
en que los misioneros, tanto los célebres como los desconocidos, han respondido
ante la persecución. La viuda de Jim Elliot, lejos de guardar rencor frente a
las tribus amazónicas que asesinaron a su esposo, dedicó el resto de su vida a
la evangelización de esas mismas tribus.
Hace unos días tuve la
oportunidad de pasar un rato en la librería. Un hermano pastor entró y nos
comentó acerca de sus experiencias en Cuba. Nos comentó que por predicar el
evangelio fue echado a la cárcel por tres días. Pero las siguientes palabras que
salieron de su boca no fueron una crítica severa del gobierno opresor de Fidel
Castro. Tampoco fueron una expresión de asombro por las condiciones pésimas de
las prisiones cubanas – infestadas de ratas y cucarachas con aguas fétidas
estancadas en cada rincón de la celda. No, estas no fueron las palabras del
hermano. Las palabras del hermano pastor fueron “¡¡Que bendición poder servir
al Señor de esa manera!!”
¿Qué disciplina practican
estos hermanos y hermanas misioneros para poder enfrentar la persecución con
esta gracia? ¿Cómo logran afianzar su fe de modo que pueden alabar a Dios aun
en medio de la tribulación más inimaginable? Me recuerda de aquella escena en
Hechos 16 en que Pablo y Silas, encerrados en un calabozo en Filipos,
encadenados y colgados desde los pies, “a medianoche, orando … cantaban himnos
a Dios y los presos los oían.”
Creo que el relato de la
penúltima plaga que encontramos en Exodo 10 puede arrojar luz sobre estas
preguntas. Creo que en este relato encontramos un retrato de cómo Dios cumple
con su misión utilizando sus obreros investidos de su
poder para extender la gloria de su nombre.
Este
mensaje es parte de un proyecto mayor en el que intento entender las narrativas
de las plagas en Egipto desde una perspectiva misional. A diferencia de
aquellos teólogos que afirman que las diez plagas no fueron más que una serie
de eventos rutinarios en Egipto que Moisés utilizó como una especie de
guerrilla psicológica en contra de sus opresores egipcios, yo afirmo que las
plagas fueron diez sucesos milagrosos distintos provenientes directamente de la
mano de Dios. El propósito por el cual Dios desató estas diez plagas en Egipto
no fue para convencer al Faraón, poco a poco, a liberar a los Israelitas. El
propósito de Dios al desatar estas diez plagas se encuentra en Exodo 7:5 “Y
sabrán los egipcios que yo soy Jehová.” El conocimiento del nombre de Jehová es
el propósito principal de las diez plagas. Ese conocimiento, además, resultaría
en un anuncio mundial de su nombre (Exodo 9:16 dice “Y a la verdad yo te he
puesto para mostrar en ti mi poder y para que mi nombre sea anunciado en toda
la tierra.”)
Propongo
que debido a este propósito fundamental de las diez plagas, podemos descubrir
en la narración de cada una de ellas un mensaje acerca de la misión de Dios y
el uso de su iglesia para cumplir esa misión. Como ha dicho David Bosch, “Dios
no tiene una misión para la iglesia, Dios tiene una iglesia para su misión.” A
través de este estudio de las plagas, entonces, intentaré comunicar el mensaje
de Dios para la iglesia de hoy acerca del cumplimiento de su misión.
Entonces,
¿Qué nos dice el relato de esta penúltima plaga sobre la misión de Dios? Más
específicamente, ¿Qué nos comunica acerca de de cómo los misioneros hacen
frente la persecución?
Interpretación
La
novena plaga es la última de la tercera serie de plagas. Las tinieblas espesas
– tinieblas que se palpan – que cobijaron a Egipto por el espacio de tres días
demostraron el poder absoluto de Jehová sobre el dios egipcio del sol, Ra, y a
la vez demostraron la autoridad y la supremacía del Dios de los hebreos en toda
la tierra.
Notamos
de inmediato en este relato una oposición obvia entre las tinieblas y la luz.
Las tinieblas cubrían a Egipto y la luz resplandecía dentro de las habitaciones
de Gosén. La oposición no es ajena al lenguaje bíblico. 1 Juan 1:5 dice “Dios
es luz y no hay ningunas tinieblas en él.” En Juan 9:5, Jesús mismo afirma
“Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.” La oposición de las
tinieblas y la luz que vemos en Exodo 10 es una oposición entre la presencia de
Dios y su ausencia. Dios estaba presente entre los hogares de los israelitas en
Gosén y se había ausentado completamente de Egipto. Por eso, algunos han
comparado la progresión de las diez plagas a una obra de creación a la inversa.
Otros lo han visto como una revocación paulatina pero parcial de la gracia
común que Dios provee a partir del pacto con Noé. Por mi parte, considero que
las tinieblas espesas que cobijaron a Egipto representan la entrega de Dios de
las almas rebeldes a sus propios designios. Veamos, pues, más de cerca la
progresión de la plaga de las tinieblas sobre Egipto y luego consideraremos la
luz que cubrió a los israelitas.
Las Tinieblas sobre Egipto
Podemos
ver en el pasaje tres aspectos distintivos de las tinieblas sobre Egipto.
Primero, vemos que las tinieblas cayeron sobre Egipto sin aviso previo y sin
negociación con el faraón. Segundo, vemos que la presencia de las tinieblas
afectaron las relaciones interpersonales de los egipcios. Y tercero, vemos que
las tinieblas llevaron a Faraón a perseguir Moisés.
A
diferencia de otras plagas, no hubo ningún aviso previo ni negociación alguna
antes de que Dios desatara la plaga de las tinieblas sobre Egipto. Exodo 10:21
inicia el relato con el mandato de Dios a Moisés a extender su mano “hacia el
cielo para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera
las palpe.” El Faraón había endurecido su corazón ya ocho veces ante el Señor y
había echado mentira sobre mentira ante los hechos asombrosos de Dios. Ya para
estas alturas, entonces, Dios determinó a no negociar sino a entregarlo a sus
propios designios. Pablo habla de esto en Romanos 1:22-24
Profesando ser sabios, se hicieron necios y cambiaron
la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible,
de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a
la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron
entre si sus propios cuerpos
Y
esta es la progresión de la rebelión pecaminosa en contra de Dios. El hombre
comienza por negar una verdad y luego otra. Comienza a darle paso a un pecado y
luego a otro. Progresa en la negación de la verdad de Dios y progresa en la
participación en el pecado hasta que se encuentra en las tinieblas espesas de
la lejanía de Dios. Por eso dice Jesús en Juan 12:35-36
Aun por un poco está la luz entre vosotros, andad
entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el
que anda en tinieblas, no sabe a donde va. Entre tanto que tenéis la luz, creed
en la luz, para que seáis hijos de luz
Las
tinieblas espesas y palpables que cayeron sobre Egipto eran el resultado de su
propio desvío de la luz que Dios les proveyó pero que rechazaron una y otra
vez.
En
segundo lugar, vemos el impacto de la presencia de estas densas tinieblas sobre
Egipto. Dice Exodo 9:22-23 “y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de
Egipto, por tres días. Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su
lugar en tres días.” El estado de la entrega a nuestros deseos inmundos es una
total enajenación del prójimo y un ensimismamiento profundo. Noten, por
ejemplo, como Pablo describe las obras de la carne en Gálatas 5:19-21
Y manifiestas son las obras de la carne que son:
adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, como ya os lo he
dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios
Observen
que cada una de estas obras de la carne tienen que ver o bien con las
relaciones interpersonales o bien con la relación con Dios. ¿No es este el
estado natural de quien no ve a su prójimo ni se levanta de su lugar? En 1 Juan
2:9 vemos una afirmación aún más clara de esta condición pecaminosa:
El que dice que está en la luz, y
aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas
En
tercer lugar, vemos que los incrédulos responden a su condición tenebrosa con persecución.
En Exodo 10:28 Faraón responde a Moisés: “Retírate de mí; guárdate que no veas
más mi rostro, porque en cualquier día que vieres mi rostro, morirás.” Esta es
la primera vez en las narrativas de las plagas en que el Faraón haya amenazado
a Moisés con la muerte y revela la decadencia de su corazón endurecida. Es
también un reflejo natural de la profundidad de su rebeldía contra Dios. El
hombre entregado al pecado, el hombre revolcando en la suciedad de sus propias
concupiscencias del corazón no tiene otro remedio que odiar a Dios y a todo
aquel que se somete a su Señorío. En Mateo 5:11 Jesús dice:
Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen
y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo
La
consecuencia normal de la ausencia de Dios en el corazón del hombre es la
persecución de los creyentes.
La Luz sobre Gosén
Consideremos
ahora la luz que permaneció en Gosén. Aquí también podemos ver tres aspectos
distintivos de la luz. Primero, vemos que la luz permaneció en las habitaciones
o en los hogares de Gosén. Segundo, vemos que la luz cubrió tanto el pueblo de
Dios como las posesiones del pueblo de Dios. Y tercero, notamos que la luz
controla la respuesta a la persecución.
Exodo
10:23 dice “mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones.” La
Nueva Versión Internacional traduce el mismo versículo: “sin embargo, en todos
los hogares israelitas había luz.” No creo que sea casualidad que Moisés
mencione que la luz permaneció en los hogares de los israelitas. La luz es la
presencia de Dios y la presencia de Dios mora en donde habitamos. Noten también
que la luz en los hogares se refiere a familias enteras que contaban con la
presencia de Dios aun en medio de las tinieblas densas que cubrían a Egipto. En
Efesios 5:8 el Apóstol Pablo nos exhorta:
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois
luz en el Señor, andad como hijos de luz
Luego
en el resto de la epístola nos dice cómo andar como hijos de luz. Y ¿cómo lo
hacemos? “hablando entre nosotros con salmos, con himnos y cánticos
espirituales,” estando “sujetos a los maridos,” amando a nuestras esposas,
obedeciendo a nuestros padres, criando a nuestros hijos en disciplina y
amonestación del Señor. Permanecer en la luz es un asunto que cubre toda la
familia.
Segundo,
la luz cubre no tan solo las familias israelitas sino también cubre a sus
posesiones. El Faraón dispone a dejar ir a Israel después de esta novena plaga
bajo la condición de que dejaran atrás su ganado. Moisés responde firmemente en
Exodo 10:26 “Nuestros ganados irán también con nosotros; no quedará ni una
pezuña; porque de ellos hemos de tomar para servir a Jehová nuestro Dios.”
Noten que Moisés no le dice al Faraón “ni una pezuña quedará” porque es nuestro
y porque nos costó mucho y porque tú no tienes ningún derecho sobre nuestras
pertenencias. No, al contrario. Dice “ni una pezuña quedará” porque “de ello hemos
de tomar para servir a Jehová nuestro Dios.” El recelo por las posesiones de
Israel no fue un recelo mundano sino un recelo espiritual. Todo lo que tengo es
porque Dios me lo dio y todo lo que tengo lo uso para su gloria y no para la
mía. Esa es la actitud que tiene el hijo de la luz ante sus posesiones y
pertenencias. Dice el Apóstol Pablo en 2 Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros
toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo
suficiente, abundéis para toda buena obra
Nuestras
posesiones y pertenencias provienen de Dios y son para Dios. Dios nos da la
gracia de tener siempre todo lo suficiente, no para nosotros mismos, no para
nuestra comodidad (como lo indican los promotores del evangelio falso de la
prosperidad) sino para que le sirvamos a El y le glorifiquemos a El
por medio de lo que El nos ha provisto.
En
tercer lugar, la permanencia de la luz controla la respuesta a la persecución.
¿Cómo respondió Moisés ante la amenaza del Faraón? Después de todos los
prodigios que Dios había hecho, después de todas las demostraciones del poder y
la supremacía de Dios, Moisés bien pudiera haber dicho al Faraón de forma
desafiante - “a ver, inténtalo.” Pero eso no fue lo que hizo. Dice en Exodo
10:29: “bien has dicho: no veré más tu rostro.” Es una respuesta que indica un
control de las emociones y de las pasiones. Es una respuesta que refleja no una
conformación a este siglo sino una transformación por medio de la renovación
del entendimiento. Y es fascinante que cuando Pablo exhorta así a los romanos
en Romanos 12:2, unos cuantos versículos después les dice en 12:14 “bendecid a
los que os persiguen, bendecid y no maldigáis.” Semejante mandato recibimos de
nuestro Señor Jesucristo en el Sermón del Monte, justo antes de afirmar que
somos la Luz del Mundo, nos dice “gozaos y alegraos” ante la persecución y el
vituperio por causa de la fe.
Aplicación
Lesslie
Newbigin fue un misionero británico en la India durante 40 años. En ese tiempo
se esmeró por determinar la mejor forma de comunicar el evangelio de manera
intercultural. Cuando regresó a Gran Bretaña después de 40 años encontró que la
sociedad que había dejado atrás hace cuatro décadas se había desmoronado a tal
grado que para comunicar el evangelio serían necesarias las mismas técnicas
interculturales que por tantos años empleó en la India. Encontró en Londres 40
años después de su partida tinieblas espesas semejantes a las que había
encontrado en la India cuando primero llegó allí.
Las
tinieblas siguen descendiendo sobre nuestra sociedad y nuestra comunidad. En la
medida que dejamos a Dios a un lado, en la medida en que nos rebelamos ante él,
en esa misma medida aumentan las tinieblas. Entre más aumentan las tinieblas,
más habrá persecución. Y es precisamente lo que estamos viendo en nuestros
días. El permisivismo del homosexualismo, el aborto, la pornografía; el elogio
perenne de la envidia y el robo; el aumento de homicidios de toda estirpe. Son
tinieblas espesas en realidad.
Pero
¿cómo hemos de responder? Hay una sola cosa que puede irrumpir en las
tinieblas, y eso es la luz. Dice Juan 1:5 “la luz en las tinieblas resplandece
y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” Entonces, hermanos, la pregunta
no es ¿qué movimiento político pueden emprender los cristianos para
contrarrestar el desmoronamiento social que vemos en nuestro alrededor? ¿Qué
líderes políticos debemos apoyar? ¿Qué escuelas debemos formar? No. La pregunta
fundamental es más bien ¿estamos permaneciendo en la luz, en la única y
verdadera luz?
Primero,
nos podemos preguntar: ¿Resplandece la luz en nuestros hogares? ¿Hemos hecho de
Cristo el centro de nuestras conversaciones, de nuestros convivios, de nuestra
vida cotidiana? ¿Hacemos resplandecer la luz de Cristo en la disciplina y
amonestación de nuestros hijos y nuestros nietos? ¿Brilla la luz de Jesús en
nuestras interacciones con vecinos y otros que entran en nuestros hogares?
Segundo:
¿Nuestras posesiones y nuestras pertenencias están cubiertas por la luz?
¿Valoramos nuestras pertenencias, nuestros carros, nuestras casas y nuestras
cuentas bancarias no por el valor que nos dan sino por cómo los podemos usar
para la gloria de Dios?
Tercero:
¿Ilumina la luz nuestra respuesta ante la persecución? ¿Bendecimos a los que
nos persiguen o los maldecimos? ¿Cuál es el tenor de nuestras conversaciones en
torno a las decisiones tenebrosas de los líderes políticos y judiciales? ¿Qué
lenguaje utilizamos al hablar de los perdidos y los escarnecedores en nuestro
medio?
Conclusión
Comencé
este mensaje con la pregunta ¿cómo es que los misioneros enfrentan a la
persecución y siguen adelante en la misión de Dios aun en medio de graves
peligros y amenazas severas? La respuesta es que se mantienen en la luz. Las
tinieblas no prevalecerán sobre la luz. Aprendamos a andar en la luz y clamemos
a Dios como el salmista que dijo “envía tu luz y tu verdad; éstas me guiarán;
me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas” (Salmo 43:3).
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